Unos 400 voluntarios universitarios, algunos acompañados por familiares, expresaron con satisfacción “misión cumplida”, después de haber alcanzado la meta de construir, en dos días, 40 casas que fueron entregadas a familias pobres.
El grupo es coordinado por la organización internacional Un techo para mi país, que llegó a Guatemala desde hace 15 meses. Durante este lapso ha construido 139 viviendas en comunidades de Chuarrancho y Palencia, municipios de Guatemala.
Cuando la luz del sol empezaba a esconderse, ayer en la tarde, los voluntarios se apresuraban a dar los últimos martillazos a las casas de madera curada (de tres metros de ancho por seis metros de largo) y lámina de zinc, que construyeron el fin de semana.
Este movimiento internacional Un techo para mi país no ha venido a dar el ejemplo de cómo hay formas de ayudar a la gente necesitada. Ojala nosotros los guatemaltecos tomáramos este ejemplo y también organizáramos grupos de ayuda.
En Guatemala hay muchas familias sumidas en la extrema pobreza, podríamos iniciar una campana para organizar misiones de ayuda, sin lugar a dudas, haríamos de Guatemala un mejor país, con gente viviendo más dignamente, y además formar jóvenes más sensibles y humanos dispuestos a dar algo por sus compatriotas.
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