miércoles, 5 de noviembre de 2008

Una típica mañana en el Bus


Esa mañana me levante muy temprano, me bañé, me vestí y salí corriendo de mi casa, verme en el espejo no fue una opción, pues si no tomo el bus de las siete de la mañana no llego a tiempo a mi trabajo, recuerdo la ropa que me puse, una blusa negra sin mangas por eso de los calores, un pantalón de vestir café y unas botas del mismo color.
Hice la parada del bus y lo abordé, busqué un lugar vacío y milagrosamente encontré uno junto a la ventana en la penúltima fila, para entrar al mismo tuve que correr a una cincuentona quien entre sonrisas y enojos movió sus piernas para que yo lograra pasar.
Me senté y sin pensarlo ya tenia el espejo y lápiz labial en mis manos, comencé a bordear mis labios implantándoles color, cuando de pronto vi a la cincuentona viéndome sin perder detalle de lo que yo hacía, sintiéndome un poco incomoda giré mi cara hacia el lado de la ventana para que ésta no me viera tan directamente, pero el tiro me salió al revés ya que la señora me seguía observando y veía sus ojos negros viendo directamente a mi espejo.
Sus ojos curveaban mis labios al ritmo que lo hacía mi lápiz labial, incluso si dejaba el lápiz labial un poco mas de tiempo en un lado que en otro.
Más incomoda aún me voltee y con una sonrisa fingida y le comenté sobre el clima, ella sin perder de vista mis labios me dijo, sí hace un clima hermoso.
Al ver que la mujer no tenia entre sus planes dejarme de ver de una forma tan directa, me olvidé de mi educación y simplemente le pregunte en forma directa, “Señora disculpe me siento incomoda, por qué no deja de verme tan fijamente, especialmente en mis labios, qué tengo algo malo en ellos, o ocurre algo, me manché fuera de los mismos”, la señora simplemente se rió y me dijo, mire señorita aquí me bajo, mejor revise sus dientes antes de bajar, feliz día.
Y al ver mis dientes comprendí a donde se dirigía su mirada y por qué.

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