Siete personas resultaron heridas y otras cuatro murieron ayer por la tarde en El Estor, Izabal, durante un enfrentamiento entre supuestos pandilleros, campesinos y agentes de la Policía Nacional Civil.
Informes preliminares señalan que los campesinos rechazaban una orden de desalojo de unos terrenos, propiedad de la Compañía Guatemalteca de Níquel, que al final no fue ejecutada.
En los últimos anos nuestro país se ha caracterizado por la invasión a la propiedad privada por grupos de campesinos, en la mayoría de los casos manipulados por personas oportunistas y sin escrúpulos. Las consecuencias de estos actos son violencia, muerte y destrucción de la propiedad privada.
Esto se ha vuelto una practica común debido por un lado al lento proceso en nuestros juzgados para reivindicar la propiedad privada, que le da el tiempo a los invasores a acomodarse a sus anchas, y por otro lado a la tibieza de nuestras autoridades para a actuar en los desalojos, pues en muchos casos no han logrado recuperar la propiedad privada y ha servido de ejemplo y aliciente a estos grupos, para seguir invadiendo.
Según la constitución de la república el estado debe velar por el respeto a la propiedad privada, sin embargo, ya en nuestro país ni eso se cumple, y al final resulta que los malos son los dueños de la propiedad, y las víctimas resultan siendo los invasores. Esto solo pasa en Guatemala.
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